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Es muy importante también reservar un tiempo para la visita a los lugares santos, y si posible, bajo la forma de peregrinación. También a eventos importantes de la Iglesia se puede peregrinar, como por ejemplo los papales (Encuentro Mundial de la Juventud, de las Familias, Canonizaciones). La Iglesia no nos manda hacerlo; eso no es un dogma, es devoción. Y las devociones no son de precepto, son cosa opcional y voluntaria. Entretanto un santuario o basílica es un lugar de encuentro en que habita lo sobrenatural y sagrado. Si aspiras la santidad ese es un buen lugar para empezar a “entrenarte”.
Siempre que se nos presenta una oportunidad mi esposa y yo nos apuntamos a alguna peregrinación.
Hay muchas peregrinaciones mundialmente concurridas. Lo importante en cualquier peregrinaje es tener claro su propósito. Sin eso no pasa de una forma de “turismo religioso”.
Conforme he mencionado, la meta de todo peregrinaje es un encuentro con lo santo, sagrado, sobrenatural.
Personalmente, he encontrado un modo fácil de hacer claro mi propósito. Ya que pretendo un encuentro con lo que es santo, lo mínimo que se espera que vaya hacer cuando llegue allí es orar.
El Catecismo nos explica que hay cinco tipos de oración (CIC 2626 a 2643): de adoración, petición, intercesión, acción de gracias y alabanza.
Por ejemplo, si voy al Santuario de Lourdes pedirle a la Virgen que interceda por un milagro, ¿qué tipo de oración pienso decir? De petición, ¿verdad?
Y cuando vuelva para agradecerle por las gracias recibidas, ¿la oración adecuada será de cuál tipo? De acción de gracias, ¿cierto?
Está claro que no tengo por qué restringirme a un solo tipo de oración. Antes de hacer la de petición de intercesión de la Virgen bien puedo hacer la de adoración a la Santísima Trinidad. Y para el agradecimiento bien cabe la alabanza a Dios por la gracia recibida, junto a la oración de acción de gracias.
Meditar sobre todo esto me ayuda a definir el propósito por el cual pienso hacer la peregrinación. Este detalle puede parecer cosa obvia y simple pero si es descuidado la peregrinación puede carecer del motivo para hacerla, que es su propósito. Sin cumplir ese propósito todo se quedará solo en un mero paseo.
El Santuario de Lourdes:
Junto con Tierra Santa y Roma, este es uno de los más conocidos y prestigiados por la comunidad católica del mundo entero. Es un santuario mariano muy concurrido y famoso por sus milagros.
Las apariciones aquí ocurridas están oficialmente reconocidas por la Iglesia.
El Santuario de Fátima:
Otro de los santuarios marianos muy célebre por las muchas gracias repartidas. Aquí también las apariciones ocurridas están oficialmente reconocidas por la Iglesia. Tuvieron gran repercusión mundial los tres secretos confiados por la Virgen a los pastorcitos, quienes allí están sepultados.
Impresiona ver la cantidad de personas que –bajo lluvia y sol-
Roma, la Basílica de San Pedro y otros santuarios:
“Todos los caminos llevan a Roma”. Y es la pura verdad, si tenemos en mente que lo que consideramos hoy “civilización occidental” floreció a partir de la Roma capital de un imperio en ruinas, mediante la obra de monjes abriendo caminos y monasterios en todas las direcciones para la difusión del cristianismo por donde solo había salvajería y caos, entonces, retrocediendo por esos mismos caminos veremos que todos ellos, efectivamente, llevan a Roma.
En la Basílica de San Pedro están las reliquias del apóstol y primer Papa. Y también las del Beato Juan Pablo II.
En Roma hay además otras tres basílicas, la de Santa María la Mayor, la de San Pablo Extramuros y la archibasílica de San Juan de Letrán, que es la catedral del Papa.
Las Catacumbas de Roma. No están oficialmente consideradas ni administradas como basílicas o santuarios, sino que como sitios de arqueologia sacra. Pero de lo que no hay dudas es que se trate de un lugar santo.
Ya en tiempos de Constantino las catacumbas empezaron a ser centros de peregrinación para la veneración de los restos mortales de los mártires victimados por la cruel persecución en manos del Imperio Romano.
No solamente fueron utilizadas como cementerio y refugio, sino que también abrigaban “iglesias” en las que se pronunciaba la Palabra y se recibían los sacramentos. Visitarlas con un propósito devocional requerirá mucha concentración y paz de espíritu ya que el devoto tendrá la sensación de ser el único peregrino en medio del aluvión de turistas.
Existen varias otras catacumbas, pero son las de Roma las más conocidas, en donde estuvieron depositados provisionalmente los cuerpos de San Pedro y San Pablo.
Basílica de San Marcos:
El templo veneciano que abriga las reliquias del evangelista que primero escribió uno de los cuatro Evangelios (en el orden cronológico y no en el orden que aparece en la Biblia), es una joya digna de abrigarlas. La edificación es en estilo bizantino y abriga muchas piezas rescatadas del antiguo imperio bizantino que colapsó bajo la invasión de los mahometanos turcos.
Los mínimos detalles de la construcción le rinden gloria a Dios.
Aquí también el peregrino debe conseguir concentrarse un poco para no dejarse exacerbar por el flujo de turistas, ni siempre consciente o respetuoso en presencia de un lugar santificado.
Santuarios más cercanos:
Quien viva en Gibraltar o sus proximidades, mientras no pueda desplazarse tan lejos, puede alternativamente visitar los Santuarios del Santo Cristo de la Almoraima en Castellar de la Frontera, de La Virgen del Rocío, de N.S. de las Cabezas en Andujar, claretiano de Barbastro, Ermita de N.S. de los Santos en Alcalá de los Gazules, de San Pablo de Buceite, de La Reina de Los Ángeles en Estación de Jimena.
Impresiona la cantidad de ex-
Hablaré un poco sobre el Camino de Santiago.
El Camino de Santiago es aquel tipo de experiencia que deja “un antes y un después” en la vida de cada uno que lo hace. Casi todos los que conozco que lo han hecho coinciden con esa opinión. Muchos repiten y yo con mi esposa somos unos de esos.
Hay gente que lo hace por las más diversas razones: devoción, reparación, promesa, turismo, diversión, naturaleza, historia, penitencia, ejercicio y también por otras como “para ligar” y… el robo.
Se puede hacer el Camino a pie, en bicicleta o a caballo. Todos ellos dan derecho a recibir “La Compostela”, un certificado (en latín) que se recibe al llegar a Santiago.
“La Compostela” es bonita y constituye un recuerdo entrañable, pero para el que haga la peregrinación por devoción recibirá un doble premio todavía mucho más gratificante, primero es que se celebra la Misa del Peregrino dedicada a todos los que vamos llegando y luego, la emoción que se siente cuando uno está frente a la tumba del Apóstol y tener la consciencia de que en su día el que animó aquel cuerpo compartió la vida con el propio Nuestro Señor Jesucristo; que escuchó personalmente sus enseñanzas, que vio al Señor transfigurarse, que compartió la ultima cena del Señor, que estuvo presente en Pentecostés en compañía de Nuestra Señora y los demás apóstoles… ¡Se te pone la “piel de gallina”!
Al que lo haga con alguna intención religiosa le diría que todo el recorrido se le puede vivir como una especie de un “retiro espiritual”, solo que con un escenario cambiante, en constante movimiento. A los que les guste la idea del retiro espiritual les sugeriría recorrerlo a pie.
Como si fuera una especie de bono extra, de esa experiencia se aprende mucho: flora y fauna, geografía y orografía, historia, religión, tradiciones y costumbres, arte, arquitectura, gastronomía y gente. Conocerás gente y conocerás a la gente.
Como recomendación a los interesados de primer viaje les recomiendo no intentarlo a su manera, sino que siguiendo estrictamente las recomendaciones de los veteranos experimentados. Hay diversos sitios web recomendables, serios, donde obtener toda la información necesaria para disfrutar de una experiencia sin sorpresas o arrepentimientos evitables.
El único cuidado que entiendo que hoy el católico debe tomar con relación al Camino se refiere a la “contaminación” de la Nueva Era que se ha infiltrado en este acontecimiento original y genuinamente devocional cristiano. Parece que después del libro del “papa” del New Age, Paulo Coelho sobre lo que describe haber sido su experiencia en el Camino una legión de hippies, chamanes, “neo druidas”, brujos, alquimistas, astrólogos y miembros de varias sectas parecen haber sentido el llamado equivocado. Dicen ya haber encontrado “lugares de poder” (SIC), y que buscan el conocimiento gnóstico, el Grial, la piedra filosofal, el Yin y el Yan, esoterismo y mensajes secretos en los templos, fuerzas telúricas y una serie sorprendente de cosas que nada tienen que ver con el Apóstol, con el Camino ni con la fe católica. Sea lo que fuere lo que buscan, tenían que buscarlo justamente allí…
Nos hemos topado hasta con –nada más, nada menos que-
Pero bajo mi propia forma de ver y entender las cosas en un dado momento descubrí algo que me parece mucho más excitante que la entrega a fantasías. Esa cosa se llama realidad.
Durante mi primer peregrinaje a Santiago de Compostela me di cuenta de que en muchos tramos mis pasos coincidían con los de otros hermanos míos en la fe que me antecedieron haciendo la misma peregrinación durante los últimos 1,200 años para rendirle respeto, aprecio y veneración a uno de los apóstoles del Señor. Yo era un sucesor de toda aquella gente del pasado con quienes compartía una misma fe, la misma religión, la misma Iglesia. Exactamente de igual forma que ellos a su vez eran los sucesores de otros que fueron tirados a los leones, que tenían que esconderse en catacumbas. Y que estos últimos fueron sucesores de los que pocos siglos antes han convivido con el mismo Jesucristo. Esto no es una posibilidad ni una hipótesis, es un hecho real, incontestable.
Tal como la sucesión apostólica vincula cada Papa a su antecesor hasta llegar a Pedro, también hay una sucesión de creyentes laicos cuyo inicio de la cadena se remonta a la primera comunidad cristiana. No importa en que punto de esos dos extremos uno se encuentre, porque todos los puntos intermediarios son parte de una misma historia.
Quienes hagan el Camino de Santiago en el futuro nos estarán sucediendo haciendo parte de una misma historia, pisando sobre nuestras huellas y de todos los que nos antecedieron. Una historia intensa y repleta de acontecimientos como jamás ha existido otra igual.
Devociones peregrinas
La historia de ULTREIA ET SUSEIA